Ricardo Lunari habla en extenso y recuerda además la muerte de R. Tupper: “Su muerte fue el momento más triste de mi carrera como futbolista, no puede compararse con nada”.

Ricardo Lunari concedió una larga entrevista al portal Prensafutbol.cl donde abordó varios temas, obviamente todos relacionados con Universidad Católica, club del cual es hincha y uno de los grandes ídolos que tiene la escuadra de la franja.

Comentó sus intenciones de trabajar en Católica:
“Hace 14 años que soy técnico y hace 14 años que estoy esperando el llamado de Católica para trabajar con ellos, ya sea en la división mayor o en categorías menores. Siempre voy a estar dispuesto”.

Además”Cadi” habló sobre su sentimiento por el club:
“Estoy muy identificado con Católica, amo a Católica, pero cuando me toque dirigir a otro equipo y vaya a jugar a San Carlos de Apoquindo, les intentaré ganar porque hay que se profesional”.

Lunari explicó como es su visión del juego como director técnico:
“Estoy cerca de la idea principal de Bielsa, que se basa en el ataque, en la ofensiva, mirar siempre hacia el arco rival. Si juegas a la defensiva, estás todo el campeonato sufriendo para que no te hagan un gol. Prefiero atacar siempre, ya sea que gane, empate o pierda”.

Además deslizó una crítica a los entrenadores que se buscan en el medio chileno:
“En Chile, teniendo una foto con Marcelo Bielsa te contratan. Llegan entrenadores que no tienen experiencias, que dicen que son de la escuela de Bielsa y los toman en cuenta”.

Recordó además la final de Copa Libertadores perdida ante Sao Paulo:
“Teníamos un equipazo, sinceramente. Para mí era muy fácil jugar con Lepe y Parraguez, porque podía irme hacia arriba sabiendo que ellos dos estaban respaldándonos. Por ahí se inventaron muchas tonterías porque perdimos 5-1. Lo que sí, la noche anterior a la final tuvimos un problema con los dirigentes por los premios”.

Para cerrar tuvo palabras para recordar a Raimundo Tupper, otro de los ídolos de la UC:
“Las tenía todas. Era un gran jugador, una gran persona. A él no le importaba hacer los goles, era el primero que llegaba al abrazo a felicitar a sus compañeros. Era un tipo callado, introvertido, pero si te hacías amigo de él te dabas cuenta que era muy divertido. Su muerte fue el momento más triste de mi carrera como futbolista, no puede compararse con nada”.

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